domingo, 8 de octubre de 2017

El Hijo de la Mente (John Saul)

Dicen que de vez en cuando hay que experimentar con algo que antes no se haya intentado, y eso es muy válido en el terreno literario. A veces cansa leer siempre al mismo escritor aunque lo adoremos, se hace necesario ampliar el horizonte aún si se trata del mismo género que nos agrada.

Basándome en mis propios gustos, los que más me llaman la atención son los que componen la trilogía muchas veces fusionada de suspenso-terror-thriller. En este caso vi el nombre de John Saul en un grupo de Facebook y se me dio por arrojarme a la pileta de lo inesperado en materia de libros. Un escritor no muy conocido al que se lo comparó con Stephen King, quien a su vez lo atendió un par de veces en su escrito Danza Macabra.

Alguien cuya obsesión en sus primeros escritos se centraba en la combinación niños + terror. Que luego mutó a adolescentes + lo mismo. Que reconoció escribir como un trabajo y no como una pasión a la que se dedicara, que logró plasmar algunas novelas muy agudas y otras mediocres. John Saul, en pocas palabras, fue el mentor de este thriller titulado El Hijo de la Mente, o bien Brainchild en el original. Acompáñenme a ver esta triste historia:

El pueblo ficticio de La Paloma, sito en el estado de California, en el Siglo XIX fue habitado por mexicanos, quienes vivían en armonía hasta la llegada de los gringos, quienes les quitaron sus tierras y masacraron cuanta familia se les opuso. Entre ellas, la de Alejandro, un joven que luego debió enterrar a su madre y hermanas.

Ya en 1985, es un lugar moderno donde viven personas en su mayoría de clase alta y que revolucionaron el pueblo con la inserción de las modernas computadoras para su desarrollo. Allí vive Alex (¿la agarraron? Alejandro - Alex...), un adolescente querido por todos, quien queda al borde de la muerte por un extraño accidente automovilístico. Su padre, médico prestigioso, decide pedir ayuda al reconocido neurólogo de la zona llamado Raymond Torres. Sí, en realidad se llama Ramón, pero eligió esa variante anglosajona para adaptarse a las costumbres yanquis. Su madre no lo aprueba, no le gusta que "traicione" sus raíces por gente que no lo quiere.


Dejando de lado la parte sentimental, Torres accede a realizar una moderna operación que podría salvar la vida a Alex, cuya familia no tenía esperanzas de verlo vivo. Ellos acceden y voilà, el pibe vuelve a vivir. Al principio le cuesta, su familia está maravillada y un largo etcétera.

Lo que sigue es obvio para las películas modernas: está vivo, pero ya no es el mismo. Perdió la capacidad de "sentir", si es que eso fuera posible. Tiene visiones o recuerdos de acontecimientos que no vivió y en un tiempo muy distante, una voz susurrante que le ruega venganza, que mate gente, etc.

Sí, adivinaron. Son los fantasmas del Siglo XIX que quieren tomarse revancha de los yanquis que les quitaron las tierras. Todo gracias a una sospechosa operación neurológica lograda gracias a las modernas computadoras. El problema es que el pibe no sabe explicar bien qué le pasa, ya perdió parte de su personalidad, actúa raro, su misma familia no lo entiende del todo y puede que cuando se den cuenta sea demasiado tarde.

Vamos por partes. Ya de movida puede notarse que ese argumento es muy parecido al de la película moderna Godsend, de 2004 (Con Robert de Niro). No tan así, pero existen varios puntos en común. Por otra parte, la idea de fusionar tiempos antiguos con tecnología moderna, no cuaja. Queda a medio camino, y más cuando el paso de los años terminó por llenar de polvo el argumento inicial. En esta novela pueden apreciarse algunas de las obsesiones de John Saul: los niños/adolescentes que pasan por situaciones traumáticas, no ideales para su edad; y por otro lado, el mal uso de la tecnología/medicina como fuente de milagro que termina desencadenando tragedias.


El Hijo de la Mente es quizás una obra algo mediocre, de lectura ligera, pero sin lugar a dudas mantiene en vilo al lector y plantea una idea que se repite en varias obras, ya de cine, ya de literatura: la de devolver la vida como algo ilegal o poco ético y las nefastas consecuencias que ello acarrea. Algo de esto ya pudo verse en Pet Sematary de Stephen King. Por otra parte, queda a la vista el temor frente a lo nuevo, a lo que todavía no se conoce. Recordemos que esta novela es de 1985 y las computadoras eran vistas como la tecnología del futuro ¿Qué beneficios podrían traer... y a qué costo?

Sin lugar a dudas, no es una obra maestra ni algo que deje una huella importante, pero cumple con su función: entretiene. Como detalle adicional, puede notarse una aguda autocrítica de un estadounidense con respecto a sus gobiernos dos siglos atrás, cuando tomaron tierras que antes pertenecían al país vecino; la crueldad a la hora de desalojar personas de su propio lugar de origen y la empatía con el que perdió a su familia.

Conclusión: se lleva un puntaje de 6/10 con algo de cariño, pero tampoco es que no se deja leer. Con un poco de regularidad, pueden terminarla en una semana o menos, si son ávidos lectores. Algunas páginas están de mas, pero dentro de todo es soportable. Es difícil de conseguir en formato físico, pero existen un par de PDF's dando vueltas.

Eso es todo por ahora. Lean y disfruten.

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